Editorial

Juventudes, tecnología y privacidad: preguntas clave para romper tabús del discurso adultocéntrico

03/07/2018

Por Paz Peña, editora invitada | #Boletín17


En una industria en que por defecto todo es pensado para hombres blancos adultos del Norte Global, en que el tren de la ansiedad por tener “el próximo aparato más smart y cool” y bajar la nueva aplicación más sorprendente y adictiva va a toda velocidad, aún son pocos los espacios en América Latina para detenerse y pensar cómo esa nueva era del capitalismo basada en succionar datos personales (entregados voluntaria e involuntariamente) y perfilar así a las personas con fines comerciales, influye en la privacidad de niñas y niños así como también de adolescentes.

Es aún más difícil trabajar sobre privacidad en la infancia y la adolescencia cuando, además, muchos adultos (familiares o no) han encontrado en los aparatos electrónicos la perfecta herramienta de control y vigilancia sobre ellos. En un inaceptable hiato de los derechos humanos, pareciera que la privacidad es un derecho que aplica a todos menos a niños, niñas y adolescentes.

Y es aún más complicado trabajar en estas cuestiones, cuando muchas veces parece que hemos cosificado conceptos como la privacidad, que más parece una “materia” predefinida por el Norte Global, que relaciones diarias de poder en diversas dimensiones. No es de extrañar, entonces, encontrar políticas públicas y campañas educativas que no son otra cosa más que una lista interminable de prohibiciones y advertencias, como si niños, niñas y adolescentes no fueran cruzados por relaciones de poder ni tuvieran la habilidad de negociar su propia autonomía.

Por eso, en este número especial de Boletín Antivigilancia sobre privacidad y vigilancia en niños, niñas y adolescentes, quisimos dar un espacio a miradas latinas alternativas que abran los clásicos límites de la discusión. Así, por ejemplo, Patricio Velasco de ONG Derechos Digitales reflexiona sobre la privacidad como una forma de capital que permite a niños, niñas y adolescentes consolidar sus vínculos y estatus y cómo aquello da pautas para pensar políticas públicas más progresistas. Siguiendo esa idea, Belén Giménez de TEDIC, Paraguay, nos cuenta cómo las condiciones socioeconómicas y culturales particulares del contexto inciden en las formas de cuidar la privacidad en internet de niños, niñas y adolescentes.

Por su parte, Mariana Pita de Instituto Alana reflexiona sobre cómo afecta a menores de edad los actuales modelos de negocio de las grandes plataformas de Internet, basadas en extraer voluntaria e involuntariamente datos personales de las y los usuarios para construir perfiles que ayuden a construir ofertas personalizadas de productos y servicios. En este mismo sentido, Carol Monteiro de Coding Rights se concentra sobre los servicios que estas mismas plataformas ofrecen a escuelas de nuestro continente, cómo aquello repercute en la privacidad de niños y niñas y cuales otros dilemas de integrar innovación en la educación.

Desde la investigación centrada en juventudes, Mariel García Montes, del Centro de Medios Cívicos del MIT, relata una serie de esfuerzos latinos para desmontar los conceptos de privacidad “adultocéntricos” que campean en políticas públicas y campañas; así como Verónica Ferrari de Acoso.Online, por su parte, se concentra en el sexting entre adolescentes y reflexiona en cómo las políticas públicas deben tender a fortalecer la privacidad de las y los adolescentes en entornos digitales y su capacidad de decidir y consentir.

Con nuevas generaciones que han crecido volcando su vida en el mundo digital y que han visto reconfiguradas sus relaciones personales y sociales con el uso de la tecnología digital, es tiempo que los adultos nos despojemos de prejuicios y avancemos en una conversación seria sobre privacidad y vigilancia sobre niños, niñas y adolescentes en internet. Un diálogo que considere nuestros diversos contextos culturales, que se replantee la costumbre de solo dar prescripciones únicas y que, por sobre todo, escuche a las y los niños y adolescentes como sujetos autónomos sobre su privacidad.

Por la complejidad y falta de predominancia de una mirada inclusiva, que tiene como base los deseos y curiosidades de niños, niñas y adolescentes acerca de las tecnologías, esta edición del Boletín antivigilancia se propone a hacer más preguntas do que traer respuestas.

Esperamos que los textos funcionen como una especie de mapeo de preguntas clave para seguir desarrollando el tema. Tenemos datos actualizados que nos permitan conocer y dimensionar los usos de las tecnologías por las juventudes? Estos datos y metodologías tienen en cuentas diversidades interseccionales de clase social, género, raza, sexualidae y diversidad territorial de estas juventudes? Cuales son las percepciones que tienen estos jóvenes acerca de la privacidad? Cómo pensar en políticas y prácticas que valoren el poder de agencia y el conocimiento de las juventudes? Cómo traer respuestas que no sean adultocêntricas a temas de seguridad digital? Cuales los efectos de educar y ser educado por juventudes que son tanto consumidores como productores de nuevas midias? Cuales son las repercusiones de tener información de toda una vida producida y archivada en los medios digitales frente a un futuro mercado de trabajo o acceso a servicios públicos y privados que tomaran decisiones algorítmicas? Por cuánto tiempo deben perdurar los datos y contenidos sobre y producidos por las juventudes en red? Que responsabilidades tiene las empresas de TICs frente la juventud que accede sus servicios? Cómo garantizar que los beneficios de los usos las nuevas tecnologías no sean sobrepasados por exclusión y padronización de maneras de pensar impuestas por empresas del Norte Global? Son algunas preguntas que se mapean, expanden y indican en los textos.

Paz Peña es de Chile y es consultora en Derechos Humanos, tecnología y género. Periodista y magíster en género.

Tags: , , , , , , ,