Privacidad y Políticas Públicas

Editorial – Celular: ¿qué datos llevas en el bolsillo?

05/05/2017

Por Joana Varon y Raquel Rennó #Boletín15

Hoy en día, el 90% del acceso a internet en los principales países de América Latina se realiza por medio de dispositivos móviles, especialmente en las clases más bajas y en las zonas rurales; el 81% utilizando el sistema operativo Android. Aunque los celulares hayan ampliado los números de acceso, la conexión a través de estos dispositivos móviles complica todavía más cuestiones de privacidad, acceso libre y abierto y uso de software y hardware libres, entre otros puntos que constituirían una internet libre y abierta.

La navegación en los celulares se realiza principalmente por medio de aplicaciones, lo que termina generando “muros” que limitan mucho el acceso a contenido de internet fuera del que ofrecen las grandes corporaciones, como Facebook y Google (el ranking latinoamericano muestra, respectivamente, Whatsapp, perteneciente a Facebook; Youtube, perteneciente a Google; Facebook, Google Maps y Facebook Messenger, como las apps más utilizadas). Además de que, las prácticas de cero rating son frecuentes en América Latina y terminan limitando todavía más el acceso libre y abierto a la red de personas de bajos ingresos y aumentando el círculo de concentración en las manos de esas mismas empresas.

En tal sentido, los datos producidos por usuarios de América Latina están, en gran parte, enviándose a los servidores de empresas estadounidenses, alimentando un colonialismo digital que va desde la extracción de nuestros datos a la censura del tipo de contenido que podemos producir o al que podemos acceder, normalmente restringidos por términos de uso moldeados por el patriarcalismo binario de Silicon Valley. Pero, yendo más allá, el acceso por el celular se realiza mediante una estructura que para funcionar necesita capturar datos y metadatos de manera constante y que alimenta nuestros gobiernos, industrias y servicios de data brokers que operan en la actual economía de datos. En el contexto latinoamericano, eso ocurre en países con bajo nivel de protección de los datos personales.

Como comenta Trajano Pontes en su texto para el boletín, “es posible que los destinatarios de mensajes de texto y voz estén construyendo libremente verdades sobre las cuales el emisor tiene muy poco o ningún control”. El uso de los dispositivos móviles sin mucho conocimiento sobre configuraciones y mejores prácticas puede generar tanto serios malentendidos en la vida offline, como una “intoxicación” por el exceso de datos recibidos y transmitidos (con relación a eso, lee el texto Limpieza general en tu celular).

Tomando en cuenta las particularidades del contexto latinoamericano y con el objetivo de concientizar sobre el uso de esas tecnologías, el Boletín Antivigilancia 15 busca revelar los riesgos a los que estamos expuestos en nuestro uso continuo de dispositivos móviles a partir no solo de la exposición detallada de los sistemas de recolección de datos personales, que va desde el nivel de la infraestructura de telefonía hasta el uso de las aplicaciones más populares, sino también a través de relatos de casos que abarcan contextos cotidianos en los que somos expuestos en situaciones íntimas, prácticas de espionaje, uso de malware y abuso de poder por parte de los gobiernos locales. Ante esto, las autoras invitadas aportan soluciones técnicas que los usuarios pueden y deben utilizar para minimizar riesgos, sugerencias de hacking feministas para reapropiarnos de los códigos, además de presentar oportunidades de uso de los dispositivos móviles como estrategias de movilización y resistencia. Así, el Boletín está estructurado en cuatro grandes temas:

– De los cables a las apps: una infraestructura concebida para recolectar datos.

­- Casos: celular, un espía en tu bolsillo

– Soluciones: software libre, criptografía y detox de datos

– El celular como estrategia de resistencia

Esperamos que esta edición aclare dudas técnicas o incluso existenciales sobre el uso de este mejor amigo, presente en los bolsillos de más de la mitad de la población de la región; estimule debates sobre la importancia de la privacidad individual y también ofrezca oportunidades para un contraataque por parte de todos nosotros, que, a fin de cuentas, somos los que lo usamos y estamos en la base de todo este panorama que se presenta.

 

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